Antes, veinte años atrás, los aficionados a escribir, que siempre han existido, guardaban sus manuscritos hasta que algún editor se atreviera a publicarlo, Era raro, y ser muy bueno, el que conseguía que sus manuscritos fueran publicados.
No he escrito un libro, lo de plantar un árbol y tener un hijo si, ni puedo aspirar a semejante honor, pero entiendo que su construcción necesita de un complejo anteproyecto.
Desde que se popularizó internet, no existen manuscritos, todo se escribe con el teclado y se guarda en la Red. Es más, se nos ha olvidado manuscribir hasta el punto de que nadie, ni nosotros, entiende lo que manuscribimos.
Con internet, y sus posibilidades, nos hemos transformado, por arte de magia, en escritores, editores y distribuidores de nuestros propios trabajos.
Qué lástima que esta poderosa, y rápida, herramienta no hubiera existido en nuestra época o ‘tiempo de novios’. En mi época, y en mi pueblo, ya existía el teléfono de manivela pero no era habitual, ni normal, que en las casas particulares, que es donde se encontraban las novias en aquella época, hubiera un teléfono y los ‘dimes y diretes’ que, entre novios separados son muchísimos, había que tratarlos por escrito.
Las personas que me lean y hayan pasado por este ‘trance’ entenderán, mejor que nadie, ‘el desasosiego’ que produce encontrarse con la ‘necesidad permanente’ de comunicación con tu novia y pasar días y días, con duración de un siglo, sin conseguirlo.
Tengan un hermoso día.
En mi Quinta 08-03-2024
bloc de pepe arnau