A veces pienso que la afición a escribir es una castaña. Hay otras que creo que este oficio es una maravillosa forma de comunicarse ahora y después porque, si lo pensamos, la escritura es un pensamiento en conserva. Coño, que bien comienzo hoy.
El asquerosito tiempo que hemos soportado estos días, felizmente superado (?), también ha sido testigo de momentos felices.
Les cuento lo que para mí es un momento feliz, aunque para Vds. les parezca una tontería. Muchos conocéis la misteriosa relación que se establece entre las mascotas y su cuidador. Los dos se cuidan entre sí aunque de diferente manera. Es lo que creo.
Uno de estos ventosos y lluviosos días, la puerta de entrada a mi propiedad, por el fuerte viento reinante, se quedó abierta las 11h., última vez que fue utilizada. Por la tarde, cuando fue descubierto, lo primero que pensé, con cierto susto, es que los perros de habían escapado.
Mis perros, para quien no hayan leído algunas de las aventuras que hemos protagonizado juntos, son de raza bodeguero, nene y nena. El capitán sabe que su nombre de andar por casa es Pipo y su nombre para las urgencias, que las tenemos, es Pi. La nena, más revoltosa y cazadora que pueda imaginar, sabe que su nombre es Kika y para las urgencias es Ki.
El escenario….., yo andaba en zapatillas y lo que puedan imaginar, viviendo mi paz del momento y tuve que reaccionar, tenía que salir a la calle con urgencia y con tiempo desapacible, en busca de mis guardianes. Me acomodo para salir a la calle en busca de ellos.
Con la puerta de la vivienda sin cerrar comienzo a vociferar fuertemente sus nombres de urgencia Piiiiiiii……Kiiiiiii…. Contesta el silencio, ningún sonido que pudiera asociar con ellos.
Pensando que ‘esto no pinta bien’ emprendo la marcha con cara de preocupación. Segundos después descubro que los dos se encontraban a escasos metros de mí, sentados en la calle mirando para la calle, el exterior de la vivienda.
No les voy a contar la felicidad del momento. Ellos siguieron felices, como siempre, y yo cambie la preocupación por la paz, que es lo mío.
Después, tranquilo y jocoso, he pensado que mis perros en aquel, para ellos, era un momento fantástico porque veían lo que ocurría en la calle que siempre había sido misteriosa por encontrarse detrás de la valla, creí que estaban platicando de su visión de la vida y su entorno, en recuerdo a la novela ejemplar de Don Miguel de Cervantes ‘El coloquio de los perros’ donde Escipión y Berganza, dos perros, que platican y se cuentan las aventuras vividas con los varios amos que tuvieron, tumbados en la entrada del hospital de Valladolid. Don Miguel hace un retrato de los personajes, especialmente de los dueños que tuvieron los perros, realmente impresionante.
Esta novela, aunque a Vds. nunca les haya llegado, ha sido el libro que más veces he regalado.
Tengan un hermoso día.
En mi Quinta 10-03-2021