Las ensalás.

En mi último relato comentaba cómo las ensalás de hierba buscá nos ayudaron a sobrevivir durante años muy complicados en los que escaseaba, o no había, otras cosas que comer.

No sé si esta circunstancia vivida, u otra cuestión, será la razón por la tengo tanta afición a los platos de ensalada de verduras, especialmente, a la de productos crudos de diferentes colores. También disfruto, pero menos, con los mismos productos cocinados al horno o al vapor.

Seguramente alguno de los amigos que lean este relato no lo creerán pero, de todas formas, les digo que desde que opté por que mi dieta diaria fuera a base de verduras, no todo verduras pero casi, también como legumbres, carne, huevos, etc. he mejorado en muchos aspectos. La anemia que me ha tenido años medicándome, al cabo de unos meses de tomar ensaladas, ha desaparecido, aunque todavía sigo con la medicación, ahora podría ser donante de sangre.

La diabetes tipo 2, me ha estado dando guerra durante años, y sigo medicándome, desde que opté por esta dieta, se mantiene estable y a unos niveles más que buenos.

La fibra contenida en la verdura, que no se digiere, hace que el tránsito intestinal sea más fácil, que nuestra fauna de bacterias intestinales se desarrollen más y mejor y lo mismo ocurre con ‘las demás tareas’, son más fáciles.

Claro que estas curiosidades han llamado mi atención. Por eso creo que… cuando apareció el primer hombre sobre la Tierra llegó sin experiencia y se las tuvo que ingeniar para alimentarse comiendo lo que fuera y como fuera. No sabía nada, ni nada que le indicara que era bueno para quitarse el hambre. Sólo las mandíbulas y las manos.

Es fácil imaginar que lo que comía eran plantas de las que existieran a su alcance a pesar de que, no dudo, debió tener dificultades en un mundo donde sus vecinos, terrestres, eran veteranos vegetarianos, con cuatro patas.

Los genes de aquel lejano pariente que vivió, al principio de los tiempos, comiendo ensalá buscá, viven, todavía, con nosotros y en su memoria guardan aquel maravilloso sabor y el placer de comer, crudo, lo que producía la Naturaleza.

Hasta ahora, que yo sepa, ningún vegetariano ha abandonado esta práctica. La Ciencia, por otra parte, nos invita a abandonar la costumbre de comer mucha grasa y proteínas especialmente a las personas que, por lo que sea, su actividad física no las consume. La Naturaleza dispuso, cuando no estaba asegurada la comida, que la energía sobrante de cada comida se guardara en forma de grasa para alimentarnos de ella cuando nos faltara. Por eso es bueno, para mantener la línea, hacer ejercicio antes del desayuno. De esta forma, la energía consumida, es energía de la reserva que nos ayuda a mantener la línea.

No se trata de una dieta, que hay que hacerla siempre bajo la supervisión médica, se trata de cambiar de comida con menos grasa.

Los restaurantes de todo el mundo incluyen en sus cartas, cada vez más, platos de verduras con bonitos nombres exóticos mientras sueñan con disponer de huerto propio y producir los productos que cocinan.

No se puede evitar envejecer, pero no es obligatorio vivir como un viejo. Aqui lo dejo

Pasen un hermoso día.

Desde mi Quinta 22-04-2024

blog de pepe arnau

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *