Es un día tan malo que ni poniendo el mejor de los ánimos, la mejor calefacción, mis amigos, y unas buenas migas de pan lo arreglarían. Ya le digo.
En el terreno práctico, que también suma y da confianza, no hay problema de abastecimiento.
El frigorífico, al no aparecer los Reyes Magos por aquí, tiene fondos para unos días y los otros importantes consumibles, calefacción y energía eléctrica, a pesar de no tener sol, están garantizados.
Hoy voy a dejarme de lamentos, por mal tiempo, voy a dejar mi imaginación libre para contar lo que se me ocurra procurando, eso sí, que se entienda.
Recuerdo cuando de niño iba al colegio, había días con actividades poco usuales y fuera del plan de estudios. Ante una epidemia, que las hubo, una de ella era los días de vacunación.
No era una vacunación al uso actual, con aguja y jeringuilla, era, se vacunaba, con una cuchilla en la que previamente habían empapado con la vacuna y con la que te hacían una raja, sí, raja, en el brazo y de esta forma te inoculaban la vacuna.
De aquella forma de vacunar guardo, aun hoy, una hermosa cicatriz. Parece, por lo que he leído, ya saben, desde que contamos con la facilidad de las RR.SS. para contar cosas, todo el mundo contamos, leemos y escuchamos.
Como les decía, he leído que los que tenemos la cicatriz, todavía poseemos anticuerpos para detener la marcha del corona-virus, aunque, viniendo de donde viene, es posible que no sea verdad.
Por eso es importante tener y guardar, atender las directrices oficiales de los científicos y dejar las RR.SS. para temas de menor, o ninguna, importancia para la salud.
Tengan un hermoso día.
En mi Quinta 07-01-2021.