Mi mente se encuentra, últimamente, llena de ‘tontunas’ (del Parablero Murciano). Llevo muchos días, ya le digo, pensando cómo será el fin de la vida en la Tierra, no del mundo. Seguramente, en mi inconsciente, a la vista de lo que está ocurriendo con los viajes que varios países están realizando Marte y la Luna para averiguar si allí hubo, en algún periodo geológico, algún tipo de vida, se ha activado el gen viajero que todos llevamos dentro.
Me ocurre, y creo que a todo el mundo, que sin tener un objetivo claro, hay días que despierto con ganas de viajar y ante la imposibilidad de realizarlo, lo soluciono desoyendo a mi gen viajero. ‘No hay viajes, la pandemia nos acecha’.
Pero sí, pienso y mucho, cómo será el fin de la vida en la tierra. Es una tontería desde cualquier punto de vista que lo mire. No voy a estar aquí cuando ocurra, es cierto, pero mi curiosidad, que no tiene altura, mantiene este pensamiento permanentemente activo.
Hace aproximadamente 485 millones de años, las algas verdes conquistaron la tierra y se convirtieron en las primeras plantas terrestres. La vida en la Tierra nació cuando el sol comenzó a calentar las plantas, organismos autótrofos, lo que significa que producen su propio alimento y sustentan a otros organismos.
La fotosíntesis es la reacción química donde el dióxido de carbono (CO2) (carbono y oxigeno) y el agua forma azúcares y producen oxígeno en presencia de energía lumínica.
El planeta Tierra, desde su formación, 9.180 MA después del Bing Bang, se encuentra iluminada y caliente por el gas Elio que consume el Sol, es su energía. El gas Elio consumido no se regenera y por tanto su existencia es finita. El sol se apagará, calculan, dentro de 5.000 MA.
Les parecerá ‘una pavada’, pero a mí, siempre inquieto con este tema, me parece de lo más lógico. Pensar que la vida en la Tierra terminará por un choque con meteoritos no ha sido posible y la historia de la Tierra ha demostrado. Seguramente, y a pesar de los choques que han ocurrido, que fueron muchos, el sol mantuvo calentando la Tierra ajeno a lo que ocurría en ella, y la vida, la poca que pudo quedar, después de cada uno de los choques, se regeneró de forma natural.
Otras personas tienen otras teorías más complejas, todas peregrinas, que comentaré, aunque sea ‘por encima encima’ en próximos relatos.
Pasen un hermoso día.
En mi Quinta 04-03-2021