Pensaba yo, inducido por mis lecturas, que las cosas que cuenta la historia, como historia, siempre eran verdad, pero no, siempre no es verdad.
Siempre he pensado que las personas con historia que abandonaban el lugar que la historia les había asignado y se retiraban a conventos, monasterios o abadías, lo hacían para llevar una vida de meditación, de recogimiento y de arrepentimiento pensando, más que nada, en el castigo divino.
Pero coño, cuando leo que Carlos I y V de Alemania, cuando se retiró al Monasterio de Yute se llevó un sequito de 80 personas, entre maestros cerveceros, cocineros, agricultores, pescadores y maestros de toda índole, solo para servirlo a él, se me quitó la pena del alma que me estuvo desolando durante años pensando como la grandeza de ciertas personas de la Historia, quedaba diluida entre la humildad y el arrepentimiento al final de sus días.
Sólo añadir que cuando Carlos I y V de Alemania, vino a España, en Alemania no se conocía el vino, por eso llegó con su séquito, compuesto de maestros cerveceros, cocineros y maestros diversos.
El Monasterio hubo que remodelarlo y habilitar espacio suficiente para semejante servidumbre. He de decir que Carlos, cuando ésto ocurría, ya no era rey, el Rey era su hijo Felipe II, pero vivía como un Rey. Carlos oía misa desde su dormitorio, sentado en la cama, y desde este lugar entonaba el mea culpa y su arrepentimiento.
Tengan un hermoso día