Conocen, por mis relatos, lo interesado que estoy con el futuro y los problemas que, sin duda, encontraremos en la conquista de Marte y la Luna. Y de Venus, que ya han comenzado a manipularlo varias Naciones, de momento no digo nada pero va a ser muy fuerte.
Tanto Marte como la Luna, actualmente, carecen de actividad, sin vida. A pesar de los cráteres que se encuentran en su superficie producidos por su actividad volcánica, en la actualidad ésta ha desaparecido. Parece que el poco hierro que, en su formación, cuando se encontraba incandescente, alcanzó el centro de Marte y la Luna se solidificó hace millones de años y en consecuencia, carecen de campo magnético y de actividad volcánica.
En ninguno de los dos, a pesar de las bajas temperaturas nocturnas, puedes encender fuego para no morir de frío, o, permitanme la broma, prepararte unas ‘patatas fritas con conejo y pimientos de bola’, no hay oxígeno. La temperatura de la Luna, por el día, +214º y por la noche -184º. Marte, de media tiene -50º.
Como la Naturaleza es sabia, es lo más sabio que existe, nuestra existencia comenzó en la Tierra, único lugar donde podíamos vivir y, por tanto, para vivir en otro lugar tendría, la propia Naturaleza, que modificarnos. No crean que no existen teorías de cómo podríamos ser modificados, que las hay. Una de ellas, la que más me llama la atención por, aparentemente sencilla, es que nos alimentáramos del sol, como hacen las plantas aquí, en la Tierra, pero tropezamos con lo mismo, además de complicado, necesitamos oxígeno para la fotosíntesis.
Aunque la Naturaleza nunca tuvo prisa a la hora de modificar, si entiende que debe hacerlo no se anda con rodeos. Imagine cuando nuestros antepasados hacían el amor medio de espaldas, la nena de espaldas al nene y los 6.000.000 de años que tardó en modificarlo para que pudieran hacerlo de cara….. y no me digan que no era importante.
Otra, y esta si es gorda, cuando la Naturaleza tuvo que decidir, cómo hacer, para que tuviéramos una cabeza bien gorda que pudiera albergar todo nuestro centro de control y más maquinaria, tuvo que decidir entre hacer el canal de parto más grande, que después de pensarlo lo ignoró, porque era un disparate, o que naciéramos prematuros, por el canal de parto, el posible que diseñó, con la cabeza más pequeña. Tiempo tendría para crecer.
Y así nacemos, prematuros, y tan prematuros que necesitamos un año para poder andar.
En mi quinta 12-06-2021.