Hoy, casi fin de año, se me ocurre escribir un relato sobre las tecnologías de andar por casa que manejamos de forma cotidiana. Hay otras tecnologías, artilugios, que en este momento, todavía, son palabras mayores para la mayoría de las personas.
Hoy, podemos sentir los besos y abrazos, a distancia, sean de quien sean. Hablar y verse por Face Time o Skipe ha quedado anticuado. Mientras que seguimos asombrados con el invento, legiones de ‘geeks’ (frikis de la tecnología) trabajan para desarrollar los próximos artilugios que trabajaran en el terreno de las emociones. Tenemos que aprender otro idioma, el idioma tecnológico siempre es en inglés.
Por ejemplo, si alguien querido te envía un apretujón desde KM. de distancia, un ‘gadget’ activa tus neuronas mediante impulsos eléctricos para que experimentes la misma sensación que si el apretujón te lo dieran en persona. Esto va más allá de los relojes inteligentes, las gafas de realidad virtual o los medidores de actividad física que hasta hace nada nos parecían de ciencia ficción.
A los Reyes Magos les voy a pedir una pulsera deportiva, con GPS, que además de seguir mis caminatas me ayuden a ir a Mercadona y al popular restaurante y lugar de vinos ‘El Ventorrillo’.
Y esto, al decir de los expertos, todavía nos encontramos en pañales en este tipo de elementos tecnológicos y nos queda muchísimo por descubrir, yo diría que todo. Si entramos en Internet a investigar sobre ‘Wearables’ encuentras algunos sorprendentes. Uno colocado en la espalda te pega un trallazo eléctrico cada vez que pierdes la postura y te obliga, sí, te obliga, a volver a tu postura original.
Los nuevos dispositivos, que ya se encuentran aquí, se pegarán a la piel, otros se colocarán dentro y actuaran a nivel psicológico. Da miedo sólo pensar que nos coloquen un robot, por pequeño que pudiera ser, en nuestro cerebro para poder modificar nuestras reacciones.
Con los pies en el suelo, pienso que el aumento de la población, al ritmo actual, ya somos 8.000 millones de habitantes en el mundo, es prácticamente imposible que nos puedan controlar. Un ejemplo actual, el control de la pandemia del corana-virus. Mientras el gobierno nos dice, con razón, que nos protejamos para no contagiarnos ni contagiar, pandillas de negacionistas, se reúnen, hacen botellón, u otra rareza, sin protección entre ellos. Lo peor, no sabemos quienes son.
Dentro de un tiempo, por los problemas de movimiento que ahora se ven en los aeropuertos y otros lugares, los problemas con terroristas, y otros problemas de control, será necesario llevar en nuestro cuerpo un chips para ser controlables mientras nos miden otros parámetros de nuestro organismo, y más peor, seremos seguidos vayamos donde vayamos y no podremos decir, nunca más, yo no estuve allí.
A este paso, si con el móvil podemos hacerlo ‘to’, absolutamente ´to´, la Naturaleza que es el Ente con mayor capacidad para decidir lo mejor, harta de tanta cosa, a unos nos cortará y a otras coserá y hará a todos iguales, poniendo fin, por fin, a las desigualdades.
Pasen un hermoso día.