Anoche, viendo un programa de tv sobre Naturaleza, me fijé en la cantidad de ‘artilugios’ con los que la Naturaleza ha dotado a cada especie para defenderse de sus depredadores. Todos los tenemos, no solo en el reino animal, también en el vegetal.
En el reino vegetal el movimiento no existe, tengo que decirlo, donde se nace, en el punto que nace, muere. Cómo ayuda la Naturaleza, a estos hijos suyos, a defenderse de sus depredadores. Fabricando proteínas que sus depredadores no pueden digerir.
Imagine, siempre hay que imaginar para comprender mejor, que un grillo, de los que no nos dejan dormir en una noche de verano, en sus salidas nocturnas en busca de comida, encuentra un hermoso tomate. Nada hay más atractivo, para un grillo, que un tomate. Como le gusta tanto, se pone ‘morao’. Antes de abandonar el lugar del banquete, comienza a sentir un pequeño rumor en las tripas y decide regresar a su lugar de residencia. Antes de llegar, no puede más, se detiene, piensa que iba muy rápido. Se siente enfermo y sin ganas de comer, nunca más, tomate.
Los tomates, los pimientos, las berenjenas, los cacahuetes, los garbanzos, las habichuelas, etc. en su piel y semillas contienen una proteína para defenderse de sus depredadores, que no sólo fastidia a los grillos, también a los humanos, aunque a nosotros no nos mate.
Una de las proteínas más famosas y conocidas, porque ha llegado al estrellato, es la producida por los cereales, el Gluten. Como de sobra saben, todos los envoltorios de los productos alimenticios contienen el aviso ‘no contiene gluten’.
Los cereales comenzaron a ser consumidos por los humanos desde la lejana época de los cazadores-recolectores pero, todavía hoy, existen personas que no han desarrollado, en su intestino, el tipo de bacterias que hagan posible la digestión de su proteína, el gluten. Piensen en los celíacos, lo peor de lo peor.
Como persona me considero normalico, pero tengo mis manías. Un día, muy recientemente, decido modificar mi forma de comerme los tomates, pimientos, berenjenas, el pan, los garbanzos y las habichuelas.
Nunca antes me había sentido tan feliz con mi estómago ni con mis digestiones. Mi comida era a base de pescado, sardinas y boquerones, pimientos, berenjenas y tomates, todo al horno para poder quitar la piel y las semillas. Qué rico, por favor.
Después de un periodo de varios meses, como todo cansa, decido incluir en los menús, los garbanzos y habichuelas, cocinados en olla a presión. Lo pasé fatal, el intestino se detuvo, mi panza se hizo ver, etc.
Lo que pasó es fácil de imaginar. Durante el tiempo que deje de comer mi menú de antes, con todo tipo de comida, lo que estaba haciendo era matar de hambre algunas bacterias que antes alimentaba con lo que comía.
Cuando nuevamente comienzo a comer productos de ‘antes’ no disponía de las bacterias necesarias para digerirlos. Se solucionó con dieta, la ayuda de algún producto casero y unos días incomodos.
Somos un montón de bacterias.
Tengan un hermoso día.