Relato de otoño

El verano que comenzó siendo un zagal, creció, se hizo zagalón y el 15 de agosto, ya hombre, nos obsequió con 46º. Esto, lo que estoy contando, hace pocos días que ocurrió, y  ya es historia. El verano ya ha caducado, y nace el otoño. La pasada noche tormenta y lluvia con aparato eléctrico. Esta mañana sol y ambiente limpio y transparente.

Ando bastante distraído y hace muchos días, muchos, que no escribo ni a los Reyes Magos.  Este año, por un montón de razones decidí tomar vacaciones, las merecía. Ni lecturas serias. Si a acaso alguna revista de artículos cortos. La televisión no la he conectado ni un solo día. Mientras los días eran largos, que lo eran, cuando anochecía, ya habían pasado las noticias, los deportes y el tiempo. Además, a esa hora, fuera de la vivienda es el mejor lugar para estar.

Si he dedicado mucho, mucho, tiempo a andar, tomar el sol por la mañana hasta la hora que lo permitía y a meditar. Lo de meditar no tiene horas, cualquier hora y lugar, si te gusta, o tienes necesidad, es buena.

Tengo una higuera grande y de tupida sombra, que es un lugar atractivo para descansar, estar fresquito y silencioso para meditar. En este lugar he librado grandes batallas. Es el lugar de mis batallas.

Por la noche, la noche que hay Luna y las nubes lo permiten, dedico horas a mirarla con un telescopio. Me han regalado un telescopio que ya hubiera querido tener Galileo. No sé si lo merezco. La Luna la veo cien veces más grande que sin él y no dejo de maravillarme. Aunque conozco, por mis lecturas, que la Luna carece de oxígeno, agua, aire, presión atmosférica, nubes y viento y por el día hace un calor insoportable, las noches son gélidas y que es imposible que en este lugar exista vida, a pesar de todo y fuera de toda lógica, escudriño ‘los mares’ de la Luna, todas las noches, con la esperanza de encontrar una competición de vela y un solitario velero surcando sus ‘aguas’.

Lo mismo hago con las ‘playas’. Aunque allí es día y un calor insoportable para los terrícolas, no tiene por qué ser necesariamente igual para las selenitas que es lo que intento encontrar. En la Tierra existen mil formas de vida y en todos los lugares. Porqué en la Luna no puede ocurrir lo mismo. La esperanza es lo último que se pierde, como cuenta la historia de Pandora.

Tengan un hermoso día.

En mi Quinta 21-9-2021

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