La pereza se define como falta de ganas de trabajar o de hacer cosas y también debilidad o lentitud de movimiento. Es lo que me está ocurriendo desde hace bastantes días.
Hago un ligero examen de mi estado y me pregunto, es bueno preguntarse, por mi autoestima, cómo siento que me ven los demás o si me falta de interés por lo que he estado haciendo durante tantos años.
La respuesta a estas y otras preguntas sigue siendo la misma, la que he sentido siempre, la que me ha ayudado a hacer lo que he hecho y ser como soy, sin descartar que pueda ser ‘el síndrome de los 93’.
Hace unos días he terminado de leer un interesante libro, ‘Hábitos atómicos’, que propone una nueva manera de construir hábitos, en el que expone que a través de pequeños, atómicos, cambios de conducta, se pueden formar nuevos hábitos. Los hábitos se interconectan y posibilitan el cambio permanente en nuestra rutina y forma de vivir la vida.
Mientras avanzaba en su lectura pensaba que si mantenía mi actividad literaria con pequeños relatos cada día, al final, adquiría ‘musculatura literaria’ y en poco tiempo podría ser un relator de nivel superior o muy superior.
Cerré el libro muy animado y pensando ‘a partir de mañana’ cada día un relato, escribir, no publicar.
Hoy, la pereza me tiene casi inhabilitado, me ha sorprendido cuando, por lo comentado, tendría que ser una tormenta de ideas.
Tengan un hermoso día.
En mi Quinta 05-12-2024.
blog de pepe arnau