La tecnología

Hace algún tiempo publiqué un relato en el que explicaba, según creía, cómo se desarrollaría, o sería, el futuro tecnológico con la aplicación y uso de la tecnología 5g o Internet de las cosas.

Todo lo que contaba era futuro. Ya ha llegado el futuro, está con nosotros. Mañana será otro.

La pandemia, además de enfermarnos, nos ha obligado a acelerar el futuro por nuevas necesidades imposibles de atender de otra forma. Nos hemos acostumbrado a usar la tecnología de la forma más natural que existe. La tecnología nos esperaba, y nosotros la hemos ido aceptando de forma natural. Todos hemos deseado tener un teléfono móvil en algún momento. Nadie puede imaginar, en su totalidad, cómo hubiera sido el encierro provocado por la pandemia si no hubiéramos tenido las RR.SS y el teléfono móvil y, lo más importante, lo que no vemos ni imaginamos, una red de enlaces que ha podido soportar este inmenso tráfico con calidad y seguridad, sin pestañear.

Para muchas personas, acostumbradas a no asombrarse de nada, seguramente, no se les ocurre pensar que el teléfono móvil, para poder usarlo, necesita otro teléfono móvil en cualquier lugar del mundo, y una red de enlaces capaz de conectarlos de forma automática.

Tengo un conocido, escalador, que cuando se encuentra escalando el Monte Everest (Nepal) 8.848,86 mt. que si, cuando lo llamo, puedo verlo y hablar con él es porque desde mi casa hasta el Everest , aunque le cueste creerlo, siempre hay un enlace libre para que cuando sea necesario, como en este caso, se pueda establecer la comunicación a través de satélite, radio o fibra óptica, con la velocidad (antes Banda Ancha y ahora 5g (quinta generación)) necesaria para poder transmitir imagen y sonido simultaneo. Impensable hasta ahora.

El tele trabajo, impuesto por la pandemia, es una actividad que se puede realizar, a cualquier hora, desde casa o desde cualquier lugar del mundo, gracias a grandes Centros de Datos, llamados Nube, donde guardar nuestros datos y recuperarlos, desde cualquier lugar del mundo, en el momento que deseemos tele-trabajar. Ya existe tele-trabajadores en lugares paradisíacos en lugar de hacerlo desde su domicilio.

‘Internet de las cosas’ es el nombre que se ha dado a la red 5g. Esta red se conectará con las cosas de nuestro domicilio o, mejor dicho, las cosas se conectaran a esta red. Por ejemplo, si tiene conectado el coche a esta red, podrá preguntarle, desde su teléfono móvil, una serie de datos, antes de emprender el viaje, que le asegure que el coche no tiene problemas de funcionamiento, incluso, la presión de los neumáticos. Lo peor, el coche se conectará con Vd. para informarle de cualquier problema que aparezca. Si, por ejemplo, durante la noche se desinfla un neumático, antes de que se levante de la cama, le avisará para que acuda en traje de faena.

Cuando el ascensor no funcione, el ascensor le contará la intemerata para convencerlo de que se encuentra fuera de servicio y que lo mejor, para Vd., es que viaje por la escalera.

El frigorífico, lugar íntimo, le informará que el jamón, tanto el serrano como el jabugo, se ha terminado y las existencias de queso, chorizos y mortadela de aceitunas se encuentran al mínimo y, ni corto ni perezoso, le dirá que va a llamar al supermercado para reponer, sin que Vd. pueda impedirlo.

Por el teléfono móvil, recibirá información, a la hora que Vd. haya establecido, de la temperatura de su vivienda y le preguntará si la activa para cuando Vd. llegue se encuentre a temperatura deseada.

No me diga que no va ser más feliz. Hombre, primero tengo que acostumbrarme a oír voces sinceras, las de mis cosas, y cuando me digan algo no tendré que pensar si es verdad o mentira y nuestras charlas serán amigables. Cuando la aspiradora me diga, por ejemplo, que tiene el filtro con mucha caquina y no puede limpiar bien, en vez de renegar lo limpiaré. También veo atractivo que mis cosas y yo hablemos coloquialmente. Por qué no va ser interesante que pueda charlar amigable y coloquialmente, como uno más de la familia, con el horno, la TV, el frigorífico, la fregona, la aspiradora, etc.

Hoy es el futuro de ayer y también de mañana.

Pasen un hermoso día.

Desde mi Quinta 15-1-2021

Nuestros pensamientos.

Hoy es uno de esos días que me apetece contar ‘lo que sea’ para sentir el contacto con mis amigos. Cuando, como ahora, me pongo a escribir de ‘no sé qué’ me  imagino a mis amigos delante del escritorio hablando con ellos. Vuelvo ‘en mí’ cuando termino de hablar y descubro el relato. Hoy llevo un rato pensando en algo que sea contable, que me guste contar, y hasta ahora no ha aparecido.

Claro que hay infinidad de personajes de la historia que siguen entre nosotros por las hazañas que realizaron ya sean guerreras, científicas, literarias, etc. y que darían para escribir infinito número de páginas.

Creo que, a estas alturas, de lo único que me creo dueño es de mi pensamiento, a pesar de que no sea de recibo hablar de todo lo que pienso y menos, mucho menos, escribirlo.  Sí, es una rareza de la vida. Tenemos pensamientos y recuerdos que sólo nos sirven para guardarlos en nuestro particular archivo y recuperarlos, siempre que necesitemos  calentarnos la cabeza,  y volverlos  a guardar.

Pero no se asusten, esto, lo que estoy escribiendo, que pareciera que sólo me ocurre a mí, nos ocurre  a todos. Todos tenemos un archivo intimísimo y, otra curiosidad, en él todos guardamos las mismas cosas. Es una verdadera puñetería, ya les digo.

Particularmente, este archivo imaginario, me sirve como entretenimiento y poco más.  Porque fíjense, después de guardar un pensamiento, sin añadir nada nuevo, cuando nuevamente acudamos a él, si no añadirnos algo nuevo lo guardaremos con los mismos resultados. Ya les digo, únicamente nos sirve para entretenernos y mantener la temperatura de nuestra cabeza, especialmente, en las horas de vigilia que son horas más serenas, cuando nada nos distrae, que las horas de día.

No se extrañen, ni me llamen raro, si les digo que este archivo tan íntimo sólo sirve como combustible para calentarnos la cabeza y por ende, todo el cuerpo. Los hay que guiados por un pensamiento, de los malos, cometen atrocidades.

Tengan un hermoso día.

En mi Quinta 10-1-2021

www: blog de pepe arnau

Joder, qué día.

Es un día tan malo que ni poniendo el mejor de los ánimos, la mejor calefacción, mis amigos, y unas buenas migas de pan lo arreglarían. Ya le digo.

En el terreno práctico, que también suma y da confianza, no hay problema de abastecimiento.

El frigorífico, al no aparecer los Reyes Magos por aquí, tiene fondos para unos días y los otros importantes consumibles, calefacción y energía eléctrica, a pesar de no tener sol, están garantizados.

Hoy voy a dejarme de lamentos, por mal tiempo, voy a dejar mi imaginación libre para contar lo que se me ocurra procurando, eso sí, que se entienda.

Recuerdo cuando de niño iba al colegio, había días con actividades poco usuales y fuera del plan de estudios. Ante una epidemia, que las hubo, una de ella era los días de vacunación.

No era una vacunación al uso actual, con aguja y jeringuilla, era, se vacunaba, con una cuchilla en la que previamente habían empapado con la vacuna y con la que te hacían una raja, sí, raja, en el brazo y de esta forma te inoculaban la vacuna.

De aquella forma de vacunar guardo, aun hoy, una hermosa cicatriz. Parece, por lo que he leído, ya saben, desde que contamos con la facilidad de las RR.SS. para contar cosas, todo el mundo contamos, leemos y escuchamos.

Como les decía, he leído que los que tenemos  la cicatriz, todavía poseemos anticuerpos para detener la marcha del corona-virus, aunque, viniendo de donde viene, es posible que no sea verdad.

Por eso es importante tener y guardar, atender las directrices oficiales de los científicos y dejar las RR.SS. para temas de menor, o ninguna, importancia para la salud.

Tengan un hermoso día.

En mi Quinta 07-01-2021.

Dia de Reyes

Ayer intenté construir un relato y después de tenerlo muy avanzado lo envié a la papelera. Hacía mucho frío, 2º en el exterior y 21º en el interior, estaba de mal humor, mi ánimo no daba para mucho y no alcanzaba a lo que yo necesitaba. Después subió la temperatura exterior, me animé y me arrepentí del borrado. Las cabecitas, la mía, no andan muy finas y lo peor, creo que es por culpa del corona-virus.

No, no es que tenga síntomas, sólo faltaría eso. Lo que me ocurre es que tengo la conciencia miedosa y sé, intuyo, que si nos ‘agarramos’ es lo último que haría.

Hoy es otro día, día especial de los Reyes Magos y a pesar de llevar todo un año sin pecar ni se les ha ocurrido pasar por aquí. No quiero decir que sean unos ‘siesos’, lo achaco más a problemas de contabilidad que, no dudo, será difícil. Otro tema, bien diferente, es su injerencia en el normal funcionamiento de algunas cosas hasta este día, el suyo. Hace unos días adquirí un libro de un tema raro, como yo. Lo adquirí, no porque no tenga lectura pendiente, lo hice, más que nada, para que los Reyes no tuvieran excusa para no pasar por mi domicilio. Me tranquilizo pensando que, con su poder, lo interceptaron y detuvieron su caminar. No, no han venido, a pesar que el vendedor, sin conocer el poder de los Reyes, me prometió que llegaría justo con ellos.

Con la mañana consumida me siento con ánimo para salir a la calle, 8º a las 12.30 h, mascarilla mediante, en busca de los Reyes, los imagino reponiendo fuerzas en algún restaurante bien surtido. Voy a buscarlos.

En la creencia de que sólo una minoría no haya podido cumplir sus deseos, tengan un feliz día de Reyes.

Yo y mis rarezas.

Hoy, como es domingo, voy a contar sobre mis rarezas de ayer. Ayer, y los domingos, transito por dos días de soledad y las ocurrencias pueden ser increíbles.

Ayer fue un sábado con sol y aire frío, especial para no salir a la calle y permanecer encerrado abrazado a un radiador caliente. Fue un día, hoy seguramente será igual, para, en solitario y en silencio, escuchar música.  Ayer, por la tarde, disfrute de un tiempito de la música, inducido por una desconocida amiga, de la lectura y el cine de ahora, la televisión. Una de las cosas sorpresa de ahora, y existen muchas, es que puedes tener amigas que no conoces y contar con ellas como si las conocieras.

Empapado, desde primerísima hora, de las noticias escritas, las visuales las veo poco, me dispuse a dejar volar mi imaginación y la puñetera me estuvo mareando un buen rato, no sabía dónde posarse. Finalmente, con un libro en las manos, situado de espaldas a un radiador, me dispuse a leer.

El libro, por esas rarezas que tiene la vida, es un libro que trata de los descubrimientos que se hicieron en la Montañas Rocosas ( EE.UU. y Canadá) hace 200 años referidos a los habitantes del mundo marino desde el principio de los tiempos.

Los paleontólogos  estudian los fósiles para desarrollar el conocimiento de las antiguas formas de vida y su medio. Necesitan saber todo, o casi, de lo ocurrido en la Tierra desde el principio de los tiempos. En este caso, en las Montañas Rocosas que, por su antigüedad, se encuentran los más antiguos fósiles de los habitantes del mar, y primeros habitantes de la Tierra, de aquella lejana época.  

Trataban de encontrar algún habitante del mar con su masa blanda fosilizada. Conocían, por sus conchas fosilizadas, al habitante, pero no conocían su forma, no conocían cómo era. Ejemplo: un caracol con su cuerpo fuera, o dentro, de su concha.

El libro es un poco pesado, contiene muchas páginas sin sustancia paleontológica, letra muy pequeña, y mantenerse conectado leyendo requiere, muy frecuentemente,  ir reacomodando la posición  tú y las gafas.

Por su lectura conozco que hace más de 200 años había un científico especialista en Trilobites. Los Trilobites aparecieron en el mar hace 500 millones de años y hace 200 millones que desaparecieron. Vivieron en nuestro mundo 300 millones de años y los conocemos por el rastro que dejaron sus conchas en todos los mares. Piense la cantidad de habitantes que vivieron en el mar y no conoceremos nunca porque no necesitaron concha para vivir. También piense en nosotros, los humanos. En términos geológicos estamos en la Tierra cuatro días y seguimos discutiendo, todavía, cómo llagamos a ella, sin negar que somos los mas inteligentes.

Pasen un hermoso día

Nuevos tiempos.

La vida que hubo antes del corona-virus, quién no la recuerda, la vivíamos confiados y con la normalidad que habíamos establecido como usual, o normal, y nos gustaba.

Ahora, corona-virus nos ha obligado a comportamientos extraños. Yo, y supongo que la mayoría de personas,  salgo a la calle a hurtadillas, como si fuera un ladrón, escondiéndome, huyendo de la posibilidad de tropezar con él, de sopetón, y se fije en mí. Con miedo.

Con miedo seguimos cuando, por necesidad, tenemos que relacionarnos con personas, amigas desde siempre, temerosos de que la amistad no sea un buen antídoto  contra el virus. Joder, qué cosas.

En estos días de Navidad y Año Nuevo, que siempre habían sido fuente de saludos y abrazos, ahora, el abrazo está prohibido y el saludo, si lo haces, tiene que ser con al codo. No conozco nada que reconforte más que un abrazo de un amigo/a cuando te sientes apretujado. Joder, qué cosas.

No conozco las necesidades, ni el pensamiento, de mis amigos, que imagino como los míos, pero necesito, con urgencia, comenzar a saludar, abrazar y, por qué no, a besar.

En el fondo, tengo que decirlo, lo que más me repatea es que un bicho tan pequeño, microscópico, nos quite la vida, nos amenace, no nos permita nuestra vida de siempre y, además, tenga acongojado a la Humanidad, 8.000 millones de personas.

Tengan un hermoso día.

Feliz fin de año 2020

Hoy, casi fin de año, se me ocurre escribir un relato sobre las tecnologías de andar por casa que manejamos de forma cotidiana. Hay otras tecnologías, artilugios, que en este momento, todavía, son palabras mayores para la mayoría de las personas.

Hoy, podemos sentir los besos y abrazos, a distancia, sean de quien sean. Hablar y verse por Face Time o Skipe ha quedado anticuado. Mientras que seguimos asombrados con el invento, legiones de ‘geeks’ (frikis de la tecnología) trabajan para desarrollar los próximos artilugios que trabajaran en el terreno de las emociones. Tenemos que aprender otro idioma, el idioma tecnológico siempre es en inglés.

Por ejemplo, si alguien querido te envía un apretujón desde KM. de distancia, un ‘gadget’ activa tus neuronas mediante impulsos eléctricos para que experimentes la misma sensación que si el apretujón te lo dieran en persona. Esto va más allá de los relojes inteligentes, las gafas de realidad virtual o los medidores de actividad física que hasta hace nada nos parecían de ciencia ficción.

A los Reyes Magos les voy a pedir una pulsera deportiva, con GPS, que además de seguir mis caminatas me ayuden a ir a Mercadona y al popular restaurante y lugar de vinos ‘El Ventorrillo’.

Y esto, al decir de los expertos, todavía nos encontramos en pañales en este tipo de elementos tecnológicos y nos queda muchísimo por descubrir, yo diría que todo. Si entramos en Internet a investigar sobre ‘Wearables’ encuentras algunos sorprendentes. Uno colocado en la espalda te pega un trallazo eléctrico cada vez que pierdes la postura y te obliga, sí, te obliga, a volver a tu postura original.

Los nuevos dispositivos, que ya se encuentran aquí, se pegarán a la piel, otros se colocarán dentro y actuaran a nivel psicológico. Da miedo sólo pensar que nos coloquen un robot, por pequeño que pudiera ser, en nuestro cerebro para poder modificar nuestras reacciones.

Con los pies en el suelo, pienso que el aumento de la población, al ritmo actual, ya somos 8.000 millones de habitantes en el mundo, es prácticamente imposible que nos puedan controlar. Un ejemplo actual, el control de la pandemia del corana-virus. Mientras el gobierno nos dice, con razón, que nos protejamos para no contagiarnos ni contagiar, pandillas de negacionistas, se reúnen, hacen botellón, u otra rareza, sin protección entre ellos. Lo peor, no sabemos quienes son.

Dentro de un tiempo, por los problemas de movimiento que ahora se ven en los aeropuertos y otros lugares, los problemas con terroristas, y otros problemas de control, será necesario llevar en nuestro cuerpo un chips para ser controlables mientras nos miden otros parámetros de nuestro organismo, y más peor, seremos seguidos vayamos donde vayamos y no podremos decir, nunca más, yo no estuve allí.

A este paso, si con el móvil podemos hacerlo ‘to’, absolutamente ´to´, la Naturaleza que es el Ente con mayor capacidad para decidir lo mejor, harta de tanta cosa, a unos nos cortará y a otras coserá y hará a todos iguales, poniendo fin, por fin, a las desigualdades.

Pasen un hermoso día.

Anticuerpos

En mi relato de ayer, ‘Quizá sea una tontería’, incluí a nuestras bacterias como personajes para facilitar la comprensión del contenido del mismo. En el de hoy, las voy a mantener como protagonistas.

Todos los individuos, por pequeños que sean, necesitamos, para vivir, a las bacterias. Piense en las hormigas, las termitas se encargan de masticar la madera para que ésta sea procesada por sus microbios-ameba. Es una asociación para poder vivir de la madera. Las termitas quiebran la celulosa y consiguen el nitrógeno que necesitan para mantener a sus bacterias, y éstas se encargan de convertir la madera en azúcares y otros nutrientes que las termitas necesitan.

Los humanos no seriamos nadie sin bacterias, son nuestras defensas.  Los bebés nacen con ‘inmunidad pasiva’ que trasmite la madre al bebé, pero solamente perdura unos pocos meses. El bebé deberá generar sus propios anticuerpos (proteínas producidas por el sistema inmunológico) para combatir virus y bacterias.

De mayores, podemos imaginar, somos un montón de bacterias, mejor o peor, organizadas y por esta razón, no por herencia, existen personas muy bonitas (jajá, qué ocurrencia) y otras no tanto, depende de cómo se organicen.

En nuestro interior, con millones de bacterias de familias diferentes, en competición permanente para conquistar mayor propagación y protagonismo, es el lugar donde mandan, ordenan, prohíben, autorizan, se pelean y, a pesar de todo, las familias deben mantenerse en equilibrio.

En este momento, con el corona-virus haciendo estragos, es la demostración práctica de lo que ocurre cuando un organismo, en este caso las personas, no nos encontramos preparadas, con anticuerpos, para combatir este virus. El sistema inmunitario produce anticuerpos, una proteína producida por el sistema  cuando detecta sustancias dañinas, llamados antígenos como bacterias, hongos, parásitos y virus.

Pasen un hermoso día.

El hombre y la tecnología

Hace algún tiempo publiqué un largo relato cuya esencia era manifestar mi preocupación por el futuro cercano de nuestra especie. Mi alarma estaba sustentada por el aumento, imparable, de la población, 7.594.000.000 habitantes en 2018 en el mundo, y la disminución, cada día más, del régimen de lluvias en zonas productivas y, consecuentemente, la disminución en la producción de alimentos. Pensaba que, salvo un milagro, dentro de poco, el agua ocuparía un lugar en la Bolsa de Valores.

Hoy lo veo de otra forma. El Homo Sapiens, desde el principio de su tiempo, coincidió con otros Home de especies diferentes. Prevaleció él, y seguimos aquí, no por su fuerza sino por su inteligencia.

Dentro de poco, ya se está experimentando, no será necesario consumir tanta agua ni tener tanto terreno ocupado en producir alimentos suficientes para alimentar a la población mundial aunque aumente el ritmo actual de crecimiento.

Tampoco las altas o bajas temperaturas, los ciclones, las borrascas y las bajas presiones tendrán influencia en las cosechas y todo gracias a la inteligencia del hombre y a la tecnología que ha desarrollado. Un ejemplo cercano, es la vacuna contra el Corona virus. Muchas personas, con criterio científico, han opinado recientemente, que disponer de una vacuna nos llevaría años. La vacuna ha llegado en meses.

La Agricultura, dentro de un corto periodo de tiempo, se desarrollará en contenedores, si, no se alarmen, así ocurrirá. Y más increíble todavía, los contenedores se mantendrán a la temperatura deseada sin importar el lugar del mundo que se instalen. Un contenedor instalado en Groenlandia, por imaginar un lugar frío, mantendrá la misma temperatura, si así fuera necesario, que otro instalado en el Ecuador, por decir un lugar cálido, o en Murcia.

El riego no será por inundación ni goteo. Las plantas se desarrollarán en una atmósfera de agua atomizada. Yo, que soy aficionado a la agricultura ecológica, sé que cuando compro plantas de pimientos, tomates, etc. si las deposito dentro de una bolsa de plástico cerrada aguantan semanas sin regar. El agua de la planta se evapora y se deshidrata, con el calor del día y se re-hidrata con el frío de la noche.

Ahora abra los ojos, un contenedor de 100 m2 producirá la misma cantidad producto que una hectárea de terreno, 10.000 m2, con el riego tradicional. Puede ir imaginando qué hacer con el terreno sobrante y tampoco será tan preocupante, como ahora, el nivel de los pantanos.

Qué tendrá que ocurrir dentro de contenedor para que, en un espacio cerrado a cal y canto, sin luz, puedan vivir las plantas. Estará exento de plagas y el sol lo ‘fabricamos’ con diodos emisores de luz.

Parece que todo lo necesario para una óptima producción lo proporcionan los diodos LED. Esta palabra siempre la encontramos en idioma inglés. En castellano se escribiría DEL que significa Diodo Emisor de Luz. El uso de estos diminutos diodos emisores de luz se emplean para infinidad de aplicaciones. Uno, espectacular, son las pantallas de televisión y una diferencia notable y no es la única, con el resto de paneles de tv, el color negro es regulable. Sí, el negro también es un color regulable en un tv con pantalla de led.

Los diodos aunque son físicamente iguales, se fabrican de características diferentes. Se usan de una u otra característica de acuerdo con la función que va a realizar. Todos producen luz pero no de la misma frecuencia.

Aunque no es fácil de explicar lo voy a intentar de la forma más sencilla que pueda. El sol, el que nos alumbra, nos calienta e incluso quema, es un gigantesco emisor de microondas, ondas de casi todos los tamaños. Dentro de esta banda existe una zona que se denomina zona de luz visible. Las frecuencias que reflejan las cosas que reciben la luz son las cosas que vemos. Las abejas, por ejemplo, ven las cosas que reflejan otra frecuencia no visible para los humanos, los rayos infrarrojos.

El ojo, nuestro ojo, es un sintonizador de estas frecuencias denominadas de luz visible. Lo mismo que nuestro oído es un sintonizador de frecuencias bajas, de 50 c/s (ciclos por segundo) y hasta 12.000 c/s.

Nuestro ojo, por más bonito que pudiera ser, sólo recibe microondas de las frecuencias de luz visible y nuestro cerebro analiza la información que le llega del ojo y construye la escena. De cómo hace el cerebro esta composición es un misterio. Los misterios, como saben, siempre son misterios por falta de conocimientos.

El sol es un gigantesco, y potente, emisor de microondas. Ríase de las microondas de su horno, su teléfono móvil, tan mal visto por los ignorantes, su tv, etc. comparadas con la potencia de las que nos llegan del sol y muy especialmente los rayos ultra violeta (UV).

Volviendo al contenedor de las lechugas, la tecnología mediante la utilización de diodos emisores de luz puede simular, con los mismos beneficios, la luz solar.

Por esto un contenedor bien diseñado se puede instalar en cualquier parte del mundo, por más frío, o calor, que haga.

Pasen un hermoso día.

La Naturaleza es así.

Hoy, día segundo de Pascua, lo voy a dedicar, si no surge algo mejor, a pensar en algunas de las  estrategias que la Naturaleza emplea para que el mundo siga siendo como es.

Los percebes, con pinta de pata de cabra o arbolito recién llegado al mundo, se encuentran fijos, sin moverse durante todo su vida del mismo lugar.  Cuando los comemos, porque están riquísimos, nunca pensamos cómo harán, estos habitantes de la tierra, para reproducirse. La Naturaleza, que nunca se anda con rodeos para que nos multipliquemos, en este caso, ha dotado a los percebes de un miembro viril  de longitud variable. Su longitud, que puede variar varias veces al día, dependiendo de la fuerza del oleaje, hace posible  apareamiento. No puedo imaginar el romanticismo con un oleaje tan fuerte.

Las cigarras, esas, las que no nos dejan dormir la siesta, mientras ponen sus huevos en las hojas de los árboles. Cuando rompen el cascarón, ya gusanitos, se introducen en la tierra y tardan diecisiete años en salir de ella. Se hacen mariposa, nos deleitan con sus canciones, ponen huevos y se repite el ciclo. La naturaleza, a veces, no tiene prisa, es lo que parece, pero a lo mejor esto es así porque las cigarras, además de darnos ‘el tostón’ con sus canciones, intervienen y hacen posible el nacimiento de otras criaturas.

Los caracoles, a estos sí que la Naturaleza los ha dotado de facilidades. Seguramente la Naturaleza, por tener un caminar muy lento y no exento  de peligros, ha decidido que cuando encuentren pareja y hagan el amor, los dos traigan caracolitos al mundo. El amor no creo que lo sientan, este sentimiento sólo lo sentimos los humanos por razones lógicas. Como los nenes venimos al mundo muy, pero muy prematuros, si no apareciera, en nosotros, el amor, abandonaríamos el recién nacido a su libre albedrio y moriría. Ya digo, la Naturaleza lo tiene todo pensado.

Para que se carcajeen, el bambú tarda en florecer cien años, si ha leído bien, florecen, pierden las hojas y mueren.  Pero no se me entristezcan, sus múltiples raíces consiguen que se reproduzca y otra curiosidad, sólo crece durante un el primer año y será esta altura la altura de la planta durante su larga vida, Supongo que esto se debe a un capricho de la naturaleza que, seguramente, también los tendrá.

Lo dejo aquí, hay que estar preparados para el año que comienza dentro de unos días. Ah, mañana es el día de los Santos Inocentes.

Pasen un hermoso día.

Percebes
Caracol
Bambú