Llevo varios días sin picar una tecla por desorganización mental. Voy a dedicarme a leer historias de una única materia para poder reorientar mi afición a la lectura y escritura.
Hubo una época de estrecheces que leía revistas, sin importar la materia que trataba. Las revistas perduran en el tiempo y siempre encontraba revistas económicas. Recuerdo las revistas de moda, especialmente las de los años de declive económico, en las que su mayor empeño era invitarnos a remozar o modernizar, ropas que ya teníamos en el armario de temporadas anteriores. Todo menos invertir, lo que no teníamos, en nuevas vestimentas.
Una revista, americana, que recuerdo con agrado es Mecánica Popular, cosa de chicos, de mis primeros años de juventud. Aquella revista me hizo soñar en muchas cosas que en España, por aquel entonces, era impensable. Otra revista memorable, ahora en mi memoria, era Selecciones.
Cuando dejé de ser un jovenzuelo mis necesidades cambian y mis lecturas son variadas, todo me interesa aunque sea imposible.
Hace unos instantes he terminado la lectura del libro ‘El gozo de escribir’, es interesante y entretenido y me ánima a escribir y disfrutar siguiendo una serie de criterios aparentemente sencillos.
Este libro lo comencé a leer después de terminar otro, ‘El infinito en un junco’. Trata de la invención del libro en el mundo antiguo. Inventados hace cinco mil años, en realidad los antepasados de los libros de ahora, eran tablillas de barro.
Conseguían una superficie para escribir modelando pequeñas masas de arcilla de unos veinte centímetros de longitud, con forma rectangular y aplanada. Desarrollaron un estilo de escritura a base de hendiduras de punzón en la arcilla blanda.
La mayoría de las tablillas que los arqueólogos han rescatado se conservan porque ardieron en las llamas de un incendio igual que en un horno de alfarero, haciéndolas más fuertes.
Papiro
‘El infinito de un junco’ se refiere a que el junco se utilizó como papiro, papel, en los antiguos escritos. Puede imaginar, sin impresoras, máquinas de escribir, imprenta, etc. Todos los libros eran copias de copias y todos contenían errores producidos durante el proceso de copiar, de copia, que, a veces, había que volver a copiar del original porque la copia, en muchos casos, no tenía nada que ver con el original.
‘El infinito en un junco’ comencé a leerlo cuando terminé de leer ‘El fin de todo’. Interesante libro de Astronomía para los amantes del fascinante mundo exterior. No es, aunque por el título pueda parecer, un libro de ciencia ficción, es ciencia pura y dura. El mundo comenzó su caminar hace muchos siglos y en algún momento, tranquilos que a nosotros no nos toca, tiene que terminar, esta es la cuestión.
Pasen un hermoso día.
En mi quinta 04-04-2021